Me sobran las sonrisas que sin querer he reservado.

lunes, 27 de diciembre de 2010

No hay nadie conmigo en este momento y las lágrimas abordan las mejillas. Sinceramente, pensé que no te necesitaba, me convencí a mí misma de que no estaba enamorada de ti y, ahora mismo, aún lo dudo. Mañana no quiero verte, no quiero ni siquiera hablar contigo. ¿Por qué se ha fastidiado todo? Quería estar sola contigo, los dos, disfrutando del día que es hoy y aprovechándolo al máximo, pero no. Todo tenía que ir mal al final. Y ahora se me quitan las ganas de que el día de mañana llegue, porque quería que fuera de una manera y es de otra y no lo soporto. Me duele todo esto. No tengo ganas de salir de mi casa, no quiero pisar la calle, en serio. Se me han quitado las ilusiones, totalmente. Sólo quiero abrazar a mi hermana y llorar, explicarle por qué lloro y que ella me abrace y me diga que no se llora por esa gilipollez. No quiero nada más, absolutamente nada. Y que tú te alejes de mí, que me olvides, porque me haces sentir culpable. Pero seguramente mañana nada de esto quedará, iré como si nada, sonreiré y no diré ni una palabra de todas las lágrimas que he estado derramando esta solitaria madrugada del día 27 de diciembre.

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