Me sobran las sonrisas que sin querer he reservado.

martes, 23 de noviembre de 2010

-One#

http://scapetheworld.blogspot.com/2010/11/introduction.html
"Mis recuerdos, todos los que tengo son con ella, desde que tenía aproximadamente tres años. Mi primer recuerdo.. es de su llegada.


Corrí hacia la puerta lo más rápido que pude, clavándome pequeñas astillas en los diminutos pies y esquivando las esquinas por realmente poco. Nada de eso conseguía quitarme la sonrisa de los labios. Tras de mí podía escuchar unos pasos, rápidos y ligeros, que me perseguían. Choqué contra la puerta principal, haciendo sonar el duro golpe por absolutamente toda la casa. Unos brazos se echaron hacia mí, preparados para cogerme, preocupados quizás por el pequeño accidente, pero yo tenía cosas mejores que hacer que quejarme y llorar por un golpecito leve. Me levanté queriendo agarrarme al pomo, eso era lo importante en ese momento. Me puse de puntillas y estiré los brazos. No me había sentido tan pequeño hasta ese momento. Seguí luchando por abrir la puerta, saltando y pataleando hasta que las mismas manos que habían querido cogerme abrieron la puesta de par en par.


Mis ojos imitaron a la puerta, abriéndose lo máximo posible. Caí de culo sobre el suelo, y volví a estirar los brazos. Quería cogerlo. Ese pequeño bultito envuelto en mantas que mi padre tenía abrazado. Ni siquiera me fijé en que mi madre no venía con él. Mi padre me sonrió y pasó por mi lado, dejando que la criada cerrara la puerta y me alzara en brazos. Pusieron al bebé en un montón de paja de la cocina, me dejaron al lado y tanto mi padre como nuestra sirvienta fueron a otra habitación. 
Mi nueva hermana tenía los ojos cerrados y podía ver su pecho levantarse al respirar, su pequeña manita abriéndose, esperando quizás que alguien la cogiera. Era la primera vez que veía un bebé, una persona tan pequeña, tan extraña para mí.
Pasé mi mano por su rostro, esa sería la primera vez que rozara sus labios, sus mejillas, su cuello.. Tenía la piel más suave que nunca toqué, se sentía bien en ese momento, hasta que abrió los ojos y me miró, con los ojos más claros que recordaré nunca, mucho más claros que los míos, de un celeste más pálido, como si lo hubieran mezclado con blanco.
En ese instante, tuve miedo. Pero no fui yo quien empezó a llorar y patalear, yo tan sólo me alejé para no llevarme las culpas. Y no recuerdo más de ese día, supongo que mi padre volvió a la habitación y recogió a mi hermana, pero no lo sé con seguridad.


Algo de tiempo después me dio por preguntarle a mi padre dónde se había quedado mamá, la echaba de menos.
Me asomé a la puerta de su habitación y miré cuidadosamente. La habitación era bien simple: una cama de madera con un colchón y una manta de tela eran la principal atracción de esa sala. Además había un pequeño mueble de madera para guardar ropa, una silla y una estantería con un único libro y un candelabro oxidado con una vela medio consumida por usarla las pocas veces que a mi padre le daba por leer. Y ya no tenía mucho más. Mi padre estaba apoyado en la ventana, con la mirada fija en el exterior.
-Papá.
No recibí ninguna respuesta, aunque, no sé por qué, tampoco la esperaba. Di un paso hacia el interior, haciendo rechinar la madera. Mi padre se giró y me miró fijamente. Seguidamente suspiró.
-¿Qué ocurre Alexander?¿Tienes hambre? Si es eso, deberías decírselo a Nicoletta, sabes que es ella quien prepara el desayuno, aunque ahora está algo ocupada con Alykze.
-No es eso. Uhm..papá..quería preguntarte.. ¿Dónde está mamá?
Los minutos de silencio que vinieron a continuación me advirtieron que lo que mi padre tenía que decirme ahora no era agradable de escuchar, nada agradable.
-¿En serio es momento para hablar de tu madre?
Asentí con la cabeza. Quería quitarme la duda lo antes posible y, aunque con esa edad no entendía lo que mi padre quería decir, poco a poco me hice a la idea de que no volvería a verla.
-Tu madre se ha ido de viaje, muy lejos.. un día irás a buscarla, no te preocupes.
Miré al suelo. En ese momento quise salir corriendo, coger un caballo y salir a buscarlo a donde fuera, sin saber que ese lugar no era terrestre y por mucho que caminara o cabalgara no llegaría. Aún me quedaba mucho para llegar a donde estaba mi mamá, o eso decía mi padre en mi oído mientras me abrazaba, mientras lloraba en mi hombro y besaba mi mejilla. Yo no lo entendía. Volveríamos a ver a mamá pasara el tiempo que pasara, volveríamos a ser una familia, ahora con un miembro más ¿No?
No, eso nunca ocurriría, lo entendía dos años más tarde, la primera vez que pisé un cementerio."

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