Fingir.

No tienes ni idea de lo que pasa a tu alrededor. No entiendes tu confusión, ni siquiera entiendes por qué, sabiendo que todo el mundo está feliz, sientes esa tristeza interior. Ese dolor en los ojos, esa sal en tus labios. No entiendes por qué tus mejillas están empapadas con esas lágrimas sin sentido. No sabes por qué te muerdes el labio. Estabas bien, totalmente perfecta. Pero ahora miras las letras sin apenas verlas, con la mirada empañada. Y estás orgullosa de ti misma, porque es la primera vez que sólo tú sabes cómo estás realmente. Le estás poniendo al mal tiempo buena cara, al menos, aparentemente. Y eso está bien, porque todo esto por lo que sufres hoy, mañana no existirá, estarás tan bien como siempre.

Aunque siempre te preguntarás.. por qué lloraste en este momento.